Hoy recorreremos el Lago Atitlán en lancha y visitaremos los pueblos de Santiago y San Pedro, En San Pedro conoceremos a las protagonistas del documental Las Guardianas del Lago, que narra la lucha de un colectivo de mujeres indígenas maya tz’utujil por proteger el Lago Atitlán de la contaminación plástica. El lago, tal y como se describió con anterioridad, es uno de los más bellos del mundo, pero corre un riesgo de deterioro medioambiental que estas mujeres tratan de combatir. Tanto San Pedro como Santiago están enclavados en la falda de dos volcanes y visualmente son muy bellos. Después de visitar San Pedro, seguiremos navegando hacia Santiago. La mayoría de la población de Santiago Atitlán pertenece a la etnia Tz'utujil, y muchos de sus habitantes conservan sus tradiciones ancestrales, incluyendo el uso de trajes típicos y la práctica de rituales mayas. Uno de los elementos más distintivos de su cultura es la veneración de Maximón, una deidad sincrética que combina elementos de la cosmovisión maya y el cristianismo. Volveremos por la tarde a San Lucas Tolimán, tan atractivo como San Pedro y Santiago, pero mucho más tranquilo. Cena en el Hotel.

Esta será una jornada importante para quienes rodamos Los Gigantes no Existen y espero que también para ti. Después de muchos años, volveremos a juntarnos una buena parte de los que hicimos la película y tu estarás presente. El guion, basado en hechos reales, se inspira en la vida de Jesús Tecú, uno de los pocos sobrevivientes de la masacre de Río Negro en 1982, durante la Guerra Civil guatemalteca, en la que murieron 177 mujeres y niños. En nuestra película, los protagonistas son un Jesús de once años y otro niño de ocho. Jesús vive con Pedro González y María, su esposa, en una casa aislada en la montaña. Por la mañana subiremos con los protagonistas de la película al cerro Iquitiú.  En este lugar es donde se encontraba la casa de Pedro y Maria en la ficción. Con nosotros subirán: Andrés Toj, un joven indígena que vive con su familia en las faldas del volcán y que fue uno de los niños protagonistas. Cuando rodamos la película tenía ocho años, ahora tiene diecisiete y estudia para ser médico. El camino hasta la cumbre del cerro es muy agradable. Al llegar arriba, la vista es espectacular, con el cono del volcán Tolimán justo enfrente y el lago Atitlán al fondo. La casa ya no existe, la construimos para la película, pero en el espacio dónde se ubicaba realizaremos una ceremonia maya como la que el equipo local celebró al inicio del rodaje. Entonces, lo que se pretendía era buscar la protección de las deidades mayas, que debieron quedar satisfechas porque todo fue como la seda en un rodaje que incluía trabajar cada día con dos niños y un mono. Al terminar la ceremonia, bajaremos del cerro y nos trasladaremos a la comunidad de Pampojila, una humilde aldea Katchiquel en la que viven Andrés Toj y su familia. Con todos ellos, con el resto de habitantes de la aldea y con los figurantes locales, al caer el sol, proyectaremos Los Gigantes no Existen en la plaza de Pampojila. Será un momento emocionante para todos. Cena en el hotel. 

Hoy viajaremos a Chichicastenango, famoso por su mercado tradicional y su profunda herencia maya, que convive con elementos coloniales. Aquí se rodaron algunas escenas de Las nuevas aventuras de Tarzán, película que ya hemos nombrado antes.La trama sigue a Tarzán en su viaje a Guatemala para rescatar a su amigo D'Arnot, quien ha sido capturado por una tribu que adora a la "Diosa Verde", un ídolo que contiene la fórmula secreta de un explosivo. Hay una escena de la diosa “indígena”, rubia jolibú y con un bañador de los años treinta que es impagable.

Chichicastenango es uno de los lugares donde la cosmovisión maya ha resistido con más fuerza a pesar de la colonización. Su mercado, que se celebra los jueves y domingos, es uno de los más grandes y famosos de América Latina. Allí se venden artesanías, textiles bordados, máscaras ceremoniales, frutas, verduras, incienso, flores y todo tipo de productos tradicionales. Se desarrolla a los pies de la Iglesia de Santo Tomás, construida en el siglo XVI sobre una plataforma prehispánica. Es un símbolo impresionante del sincretismo religioso: en su interior, se mezclan rituales católicos con ceremonias mayas. Al terminar la visita al mercado, comida en restaurante local y traslado a La Antigua Guatemala, una de las joyas coloniales más exquisitas de América Latina. Nos alojaremos en el Hotel Camino Real Antigua, de estilo colonial con patios interiores y exuberantes jardines.

La Antigua, fundada en el siglo XVI a los pies de los imponentes volcanes Agua, Fuego y Acatenango, despliega un trazado ordenado de calles empedradas y plazas tranquilas, donde cada edificio, cada ruina y cada rincón parecen narrar fragmentos de su historia. Caminar entre sus iglesias, conventos y palacios barrocos es adentrarse en una burbuja del tiempo. Nosotros la conoceremos también de la mano del cine. En Antigua y sus alrededores se han rodado numerosas películas, desde grandes producciones de Hollywood hasta películas guatemaltecas de gran recorrido internacional. Una de estas últimas películas es Ixcanul, desde mi punto de vista una de las mejores películas latinoamericanas del siglo XXI, ganadora del Oso de Plata en Berlín. Ixcanul cuenta la historia de María, una joven maya de 17 años que vive con sus padres en una finca cafetalera en las faldas del volcán Pacaya, cerca de Antigua Guatemala. Destinada a un matrimonio arreglado con el capataz de la finca, María sueña con escapar de su destino y conocer el mundo más allá de su comunidad. El elenco estuvo compuesto principalmente por actores no profesionales de comunidades indígenas locales. Durante nuestra visita a La Antigua nos acompañará alguna de sus protagonistas. Comida en el restaurante Fonda de la Calle Real.

Después de unos días con bastante movimiento, tendremos una jornada más tranquila... o no, depende de como te lo plantees. No habrá actividades previstas y podrás elegir entre varias posibilidades: ascender al volcán Pacaya, uno de los más activos del país y en cuyas faldas se rodó Ixcanul; participar en un taller de cocina; visitar una fábrica de chocolate o de artesanos que fabrican velas o joyas de jade. También, como no, sencillamente pasear por la ciudad disfrutando de los pequeños cafés y de las plazas que parecen detenidas en una burbuja del tiempo. Cena de despedida en el hotel.

Traslado al aeropuerto y fin de un viaje que para mi habrá sido muy especial y espero que para ti también.